El cambio de la cosa no es
la cosa. Esto es cierto.
La cosa no es el cambio. Esto
es verdad. ¿En qué se convierten,
los dos atados o unidos por
un hilo del cuerpo?
¿Cómo se llama eso? El cambio
bebió los vinos de la cosa y
también su enfermedad. ¿Se vuelve
salud para la cosa y enferma?
¿Y la cosa qué hace?
¿Sabe que verse como esencia es
un vicio de la eternidad?
¿Se perderá en olvidos de la imaginación?
En un batir de cielo
contra la cara cabe
la palabra que nunca volvió
o su música ida.
Juan Gelman
lunes, 23 de abril de 2012
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