jueves, 19 de enero de 2012

Cómo Tupá Hizo Crecer El Maíz

El país de los guaraníes sufría una gran sequía; sus ríos se secaban y los peces habían muerto; los cazadores regresaban con las manos vacías; los pantanos desaparecían junto con las aves. Era la primera vez que aguantaban hambre. Le rogaban a Tupá que trajera la llóvia, pero el sol seguía resecando la tierra.
Dos jóvenes guerreros, Avatí y Ñandé, sentían lástima por el llanto de los niños y estaban dispuestos a dar su vida para salvarlos. Apenas pronunciaron sus deseos, apareció un desconocido que les aseguró que si hablaban en serio Tupá les ayudaría. El le había mandado a la tierra a buscar un hombre que quisiera dar su vida por los demás, surgiendo de su cuerpo la planta que les daría de comer todos. Les anunció que la planta sería cultivada cerca de sus pueblos y sós frutos se guardarían para tiempos de sequía; que con la planta divina ya no pasarían hambre los guaraníes.
Ambos ratificaron su deseo, que obedecía a un deseo superior, el de Tupá. No era necesario que ambos se sacrificaran. Uno de ellos ha de quedar vivo para buscar un sitio al lado del río, cerca al pueblo y aflojar la tierra para enterrar a su amigo. Del cuerpo de aquel nacerá la planta de Tupá, quien le dará la vida eterna por su sacrificio en favor de los demás.
Los amigos buscaron el lugar y se dieron la mano. Fue elegido Avatí y Ñandé alistó la tierra; llorando lo enterró. Todos los días lo visitaba, regaba la tierra con la poca agua del río. Y entonces las palabras de Tupá se cumplieron: de la tierra brotó &una planta desconocida que creció, floreció y dió sus primeros frutos en abundancia.
Ñandé llevó a su gente a conocer la planta y les explicó lo ocurrido. Apareció nuevamente el desconocido para confirmar la historia diciendo que Avatí viviría para siempre mientras sembraran los granos y cuidaran los surcos de cultivo, y para prometerles que Tupá mandaría la lluvia para que nunca vuelva a haber hambre entre los guaraníes. La gente se inclinó ante el mensajero y estalló en una algarabía de alabanzas a su creador.

Y desde entonces crece el maíz y los nutre a todos con sus frutos deliciosos.

Leyenda Guaraní 

3 comentarios:

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Mi juventud no fue sino un gran temporal Atravesado, a rachas, por soles cegadores; Hicieron tal destrozo los vientos y aguaceros...