sábado, 7 de enero de 2012

Por Qué Me Quité Del Vicio

No es por hacerles desaigre...
¡es que ya no soy del vicio!...

Astedes mi lo perdonen,
pero es qui hace más de cinco
años que no tomo copas
¡onqui ande con los amigos!...

¿Qué si no me cuadra?... ¡harto!,
pa' que he di hacerme el santito
si he sido reteborracho
¡como pocos lo haigan sido!
Per'ora si ya no tomo...
¡manque me lleven los pingos!

Dendi antes que me casara
encomencé con el vicio;
y aluego, ya de casado,
¡también le tupí macizo!...
¡Probecita de mi vieja!
¡Tan güena siempre conmigo!...
Por más que l'hice sufrir
¡nunca me perdió el cariño!

Era una santa la probe,
y yo con ella un endino;
nomás porque no sufriera
llegué a quitarme del vicio,
pero poco duró el gusto;
la de malas se nos vino
y una nochi, redepente,
quedó com'un pajarito.
Dicen que juel corazón...
¡yo no sé lo que haiga sido!,
pero sento en la concencia
que jué mi vicio cochino
el qui'zo que nos dejara
solitos a mí y a m'hijo,
¡un chilpayate di ocho años
que quedaba güerfanito
a l'edá en qui hace más falta
la madre con su cariño!

Me sentí disesperado
de verme solo con m'hijo...
¡Probecita criaturita!
Mal cuidado... mal vestido
sempre solo... ¡ricordando
al ángel que 'bía perdido.

Entonces, pa' no pensar,
golví a darle recio al vicio
porque poniéndome chuco
me jallaba más tranquilo,
y cuando ya'staba briago
y casi jueras de juicio,
parece que mi dijunta
'taba allí, ¡junto conmigo!

Al salir de mi trabajo
m'iba yo con los amigos,
y aluego, ya a medios chiles,
mercaba yo harto refino
y regresaba a mi casa
onde mi aguardaba m'hijo;
y allí, ¡duro!, trago y trago,
¡hasta ponerme bien pítimo!...

¡Y ai'staba la tarugada!
Ya endinantes les he dicho...
¡lueguito vía a mi vieja
que llegaba a hablar conmigo
y encomenzaba a decirme
cosas de mucho cariño!,

y yo, a contestar con ella,
como si fuera dialtiro
cierto lo que'staba viendo,
en tan mientras que m'hijo
si abrazaba a mí asustado
diciéndome el probe niño:

"¿Onde está mi mamacita?
Dime ¡on'tá, papacito!...
¿Es verdad que te'stá hablando?
¿Cómo yo no la deviso?...".
"Pos qué no la ve, tarugo,
¡vaye que li haga cariños!".
¡Y el probecito lloraba
y pelaba sus ojitos
buscando riti'asustado
a aquella a quen tanto quiso!...

Una noche, al regresar
de'starle dando al oficio,
llego, y al abrir la puerta...
¡ay, Jesús, lo que deviso!
Hecho bola sobre el suelo
'taba tirado mi niño,
risa y risa com'un loco
y pegando chicos gritos...

"¿Qué te pasa?... ¿qué sucede?...
¿Ti has güelto loco dialtiro?...".
Pero intonces, en la mesa,
vide'l frasco del refino,
que yo bía dejado lleno...
¡interamente vacío!

Luego luego me di cuenta
y me puse retemuino:
"¿Quí has hecho, escuincle malvado?,
¡Ya bebites el refino!...
Pa'qui aprendas a ser güeno...
¡voy a romperte l'hocico!...".

Y luego, con harto susto
que l'hizo golver al juicio
y con una voz di angustia
que no he di olvidar, me dijo:

"¡No me pegues... no me pegues!...
¡No soy malo, papacito!
¡Jué pa ver a mi mamita
como cuando habla contigo!
¡Jué pa' qu'ella me besara
y m'hiciera hartos cariños!".

Dend'entonces yo ya no tomo...
¡onqui ande con los amigos!...

No es por hacerles desaigre,
¡pero ya no soy del vicio!...

Y cuando quiero rajarme
porque siento el gusanito
de tomarme alguna copa,
nomás mi acuerdo de m'hijo...
y entonces si ya no tomo...
¡manque me lleven los pingos!...

Carlos Rivas Larrauri

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El Enemigo

Mi juventud no fue sino un gran temporal Atravesado, a rachas, por soles cegadores; Hicieron tal destrozo los vientos y aguaceros...