Que el camino venga a tu encuentro,
Que el viento sople siempre a tu espalda,
Que el sol te de siempre en la cara,
Que la lluvia caiga lentamente en tu campo y hasta,
Que volvamos a vernos...
Que Dios te tenga en la palma de su mano.
Anónimo
Mi juventud no fue sino un gran temporal Atravesado, a rachas, por soles cegadores; Hicieron tal destrozo los vientos y aguaceros...
No hay comentarios:
Publicar un comentario