Algo más, algo menos, mi querido muchacho,
Las voces de los hombres son todas un engaño;
Sólo somos honestos cuando niños,
Y ya después en el sepulcro.
Yacemos luego junto a los que nos precedieron,
Sabios al fin y llenos de fría claridad,
Y, con huesos blancos, crujir hacemos la verdad,
Y alguno mentiría, otros preferirían una vez más vivir.HermannHesse
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