Gracias, Señor, por mis brazos perfectos, cuando hay tantos mutilados.
Por mis ojos perfectos, cuando hay tantos sin luz.
Por mi voz que canta cuando tantos enmudecen.
Por mis manos que trabajan, cuando tantos mendigan.
¡Oh maravilloso Señor!
Gracias te doy por tener un hogar a donde regresar
cuando hay tanta gente que no tiene a donde ir.
Por sonreír cuando hay tantos que lloran.
Por poder amar cuando hay tantos que odian.
Por poder soñar cuando hay tantos que se revuelven en pesadillas.
Por vivir cuando hay tantos que mueren antes de nacer
y, sobre todo, por tener poco que pedirte y tanto que agradecerte.
Por mis ojos perfectos, cuando hay tantos sin luz.
Por mi voz que canta cuando tantos enmudecen.
Por mis manos que trabajan, cuando tantos mendigan.
¡Oh maravilloso Señor!
Gracias te doy por tener un hogar a donde regresar
cuando hay tanta gente que no tiene a donde ir.
Por sonreír cuando hay tantos que lloran.
Por poder amar cuando hay tantos que odian.
Por poder soñar cuando hay tantos que se revuelven en pesadillas.
Por vivir cuando hay tantos que mueren antes de nacer
y, sobre todo, por tener poco que pedirte y tanto que agradecerte.
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